Cada vez se habla más de empresas de economía social pero lo que se define por oposición o restricción no hace sino reafirmar el criterio dominante: el de la tiranía del mercado.
No parece probable volver al trueque como forma de vida así que va siendo hora de ir al fondo de los conceptos para cambiar las reglas. Cierto que no todo se soluciona arreglando algunas ventanas rotas, pero conviene ser conscientes de que es el ambiente, y no la propia personalidad, lo que determina en mayor medida muchos de nuestros actos.
Cine y educación: Máscaras
La historia que se nos presenta en la pantalla nos permite observar y comprender como evolucionan las dinámicas de grupo a medida que las personas (con sus distintas capacidades) asumen su papel y se comprometen con él. Esta evolución tiene el único fin posible cuando las relaciones son sinceras y respetuosas y cada miembro del grupo asume su rol; un grupo de trabajo coordinado, compensado y eficiente; en el que cada persona encuentra un lugar en el que desarrollar sus capacidades y aportar valor al grupo.
Querer y poder
De las habilidades que necesitamos para aceptar y desarrollar las nuevas realidades que empujan, hay tres que son las que más profundamente nos definen como humanos:
Creación de sentido: En un mundo en que las tareas mecánicas las hacen las máquinas, lo que hace valioso a las personas es lo que las máquinas no saben hacer: reflexionar, darle sentido a las cosas y pensar de forma crítica.
Manejo de excepciones: Imprescindible «adaptabilidad situacional», tanto para tareas hiperabstractas y la toma de decisiones estratégicas como para tareas manuales como el cuidado de personas o la preparación de comida.
Gestión de la carga cognitiva: Habilidades informacionales, colaboración y prescripción
El aparente conflicto entre “valor” y “valores”
¿Excesivamente individualistas? Sólo en parte. Se trata más bien del aislamiento provocado por la tendencia a sobrevalorar motivos personales internos en los demás infravalorando, por el contrario, motivos externos como el rol o las circunstancias para este mismo comportamiento.
Inmersos en el orden aparente, cuesta frenar en seco y evaluar los desajustes. Sin embargo, es el paso imprescindible para volver a la media distancia que permite observar y analizar. Sólo entonces nos percatamos de que las excepciones no eran efectos colaterales del bien común o anécdotas que confirmaban la “normalidad”
Aunque no guste reconocerlo, lo cierto es que, en la práctica, valor y valores se han ido igualando en el imaginario colectivo a través de la propagación de lo que quiere ser pensamiento único, que cada vez se parece más al pensamiento cero. Pero esta lógica de lo mercantil hay que traerla al lugar que le corresponde así que empecemos por entender que el mercado no son sólo transacciones económicas sino un espacio social más amplio.
Evolucionar implica poner en el centro el desarrollo personal responsable, los sentimientos que no el sentimentalismo. Para seguir caminando lo que se necesita es
“Trabajar la atención quiere decir aprender a mirar la realidad cotidiana con la mirada de la visión, para detectar lo que emerge y lo que se oscurece, pero también para ser libres de su encorsetamiento, porque sabemos que toda visión ilumina, pero que a la vez genera zonas de sombra.
[…] Trabajar la intención quiere decir que no nos podemos conformar con hacer muchas cosas, y hacerlas bien. Quiere decir que tenemos que poder nombrar con autenticidad el propósito que las guía; quiere decir que debemos tener la lucidez de identificar no sólo lo que nos motiva, sino lo que nos mueve; quiere decir detectar si somos prisioneros de los éxitos del pasado y de la repetición de pautas de comportamiento heredadas…”
Y, por supuesto, «hacer»
Se tiende a confundir la realidad del relato con el videoclip. La insoportable levedad del triunfo, flor de un día, nos lleva a olvidar dos cosas: que lo importante es el proceso y que hay otras realidades que se mueven al margen de entusiasmos colectivos. Excepciones que escapan a la mirada habitual y procesos de conocimiento que hay que tener presentes para seguir construyendo futuro.