No se me ocurre otro verbo: sufrir. Sí, sufrimos algo que prometía simplificarnos la vida y que se termina convirtiendo las más de las veces en un conjunto de elementos confabulados para hacernos la vida imposible. Simplificación, modernización, póngale usted el objetivo lógico que crea que persigue la administración electrónica. Pues no. Va a ser que no, que no está hecha para gente “normal”, para gente que valora su tiempo.
Yo ya estaba convencido: eliminar trámites burocráticos a pie de ventanilla solo puede traer efectos positivos. No hay otra manera de entenderlo. Quiero relacionarme con la administración de tal forma que todo sea más sencillo. Y pensaba -sigo pensando- que en gran parte pasa por un uso inteligente de lo que nos ofrecen las tecnologías. Y llego al caso que hace que escriba este post: la facturación electrónica y el reconocimiento de los certificados digitales de la FNMT en este caso concreto a través de ef4ktur.
Debo decir que la instalación de ef4ktur, un software que sirve para facturar electrónicamente, ha sido sencilla. Debo decir que para nada me ha parecido complicada su propuesta de información a aportar para emitir las facturas. Todo lógico y asumible. Todo hasta llegar a un paso en el que un cuadro de diálogo me dice que este software no ha sido capaz de reconocer el certificado de la FNMT. En mi caso, tengo dos, uno como persona física y otro como representante de persona jurídica.
Miro y remiro: he exportado el certificado adecuado entrando en ¡Internet Explorer! Sí, es como te dicen que debes hacerlo. Recurriendo a Internet Explorer. Ya, claro, choca, ¿verdad? Que para “avanzar” en la facturación electrónica tengas que retrotraerte a este navegador que forma parte ya de la historia. Pues sí, a abrir esta antigualla y exportar desde aquí el certificado. Con alguna que otra opción de por medio que planteaba dudas, pero al final el certificado estaba exportado en su formato pfx. Listo.
Pero ef4ktur se empeñaba en no validarlo. El cuadro de diálogo siempre era el mismo. Había otra opción sin necesidad de que el certificado fuera exportado. Pero tampoco iba. El cuadro de diálogo insistía en decirme que no, que no reconocía el certificado. Al lado un botón, no obstante, de ¿quiere continuar? Y yo pensando: ¿para qué voy a continuar si no me puede validar el certificado y entonces no podré emitir la factura?
Un par de días después estaba con Venan Llona, era mi as en la manga para salir del atasco. Me dice: haz click en continuar. Y yo le insisto: me dice que no puede validar el certificado. Sí, pero es que lees demasiado, me dicen Venan. Y continuamos el proceso: en el siguiente paso, tras introducir la contraseña que había generado con la exportación, lo valida. Me quedo con cara de tonto. ¿No me puede decir el software que no pasa nada, que aunque no pueda validar en ese paso el certificado, lo puede hacer después? La culpa debe ser mía, por leer lo que decía el cuadro de diálogo.
Claro que en mi intento por buscar una alternativa me descargué facturae, el software “oficial” de la Administración del estado. Alguien se lo debería hacer mirar. Digo lo del nivel de actualización que tiene ese software. Mala suerte si tienes que sufrirlo. Y hazte unas risas si no puedes pasar de la primera ventana en la que tienes que confirmar el idioma y no hay botón de continuar porque la resolución de tu pantalla no es 1024×768. Por cierto, algo parecido puedo decir del manual de usuario de ef4ktur. Estaría bien repasarlo y actualizarlo.
Sin más, simple pataleta. Emitir una factura electrónica: no está mal lo que ha habido que dedicarle. Espero haber aprendido algo. Además de pasar un rato con Venan, claro, que siempre sirve. Quiero pensar que la administración electrónica irá a mejor. Que FNMT, DNIe, Izenpe y no sé cuántas propuestas más nos harán la vida más fácil. Lo quiero pensar. Pero, no hay duda, hoy nos lo ponen difícil. ¿Estamos ante uno de los grandes fracasos de la Administración Pública? Lo mío son solo algunos botones de muestra (tengo más casos, que no procede añadir aquí, pero haberlos haylos). ¿Una sensación o hay argumentos que lo demuestran sin ambages?
Publicación original: Consultoría artesana