Está en la reserva genética del sistema educativo

Leyendo hace un par de días sobre las principales claves del estudio 2015 car innovation, me gustaron especialmente los puntos 6 y 8 de los factores de éxito recomendados dentro del apartado de desarrollo de negocio:

  • Enfoque de inversión: la financiación de I+D debe ser independiente de las necesidades de negocio actuales. En el pasado, cambios a corto plazo en el enfoque de la I+D han dado lugar a problemas a largo plazo. Mantener los recortes realizados en el pasado en I+D ha demostrado resultar extremadamente caro.
  • Enfoque en los costes: los líderes en innovación siempre tienen un fuerte enfoque a los costes, relacionado con la eficacia y eficiencia de la I+D. Sin importar si se trata de un componente aislado o un coche entero,
  • la reducción de los costes por unidad es el centro de sus esfuerzos de innovación.

Nada que no sepamos: la miopía del cortoplacismo y la obsesión por los costes. Lo que no entiendo muy bien es cómo enlazan estas evidencias al punto de ruptura que permita dar la vuelta a la tortilla. Es como si le dices a alguien que le duele el estómago porque come de forma inapropiada pero no le dices cómo cambiar la situación.

De todas formas, el diagnóstico es válido, lo que se necesita es una I+D proactiva. Como siempre, es un problema de enfoque y de vicios adquiridos.

Tampoco le di más vueltas hasta que llegué a Ken Robinson y su reflexión sobre la educación y la ruptura de los paradigmas en el aprendizaje. Once vertiginosos minutos, muy bien ambientados, y altamente recomendables, de los que tomé algunas notas.

Niños acosados por epidemias tan modernas como ficticias

Los datos son aplastantes, nuestros niños están enfermos de TDAH, y los datos van en aumento. Tenemos la generación de niños mejor alimentados y atendidos de la historia pero nunca tanto se habló del trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Lo cierto es que nuestros niños están viviendo el período de estímulos más intenso de la historia de la Tierra. Asediados por la información que llama su atención, los penalizamos porque se distraen… de cosas aburridas … como la escuela. En realidad, estamos haciendo transitar a los niños por la educación. Sencillamente los anestesiamos.

La cuestión es que el modelo que tenemos, y defendemos, es el de una educación modelada en interés del industrialismo y a semejanza de este. Hasta las escuelas están construidas a semejanza de las fábricas con su funcionamiento a golpe de timbre, dependencias separadas… Pura cadena industrial por semejanza de tareas con rígidos grupos que sólo tienen en común la edad.

Sin embargo, estar interesados en el aprendizaje implica abandonar la mentalidad de línea de producción. Lo malo es que esto va en aumento, con el incremento en la estandarización de las pruebas, los planes de estudio, los horarios o el tamaño de los grupos. Para cambiar el paradigma hay que ir en la dirección exactamente opuesta.

Se comenta en el vídeo un estudio de hace un par de años sobre el pensamiento divergente, que no es lo mismo que la creatividad, entendida esta como el proceso de tener ideas originales que tienen valor. En la línea del pensamiento lateral de Edward de Bono, el pensamiento divergente es una capacidad esencial para la creatividad, la habilidad de ver muchas posibles respuestas a una pregunta o, lo que es lo mismo, muchas formas de interpretar una pregunta.

Comenta el experimento con un grupo de niños, que se repite a lo largo de los años, y cuyos resultados evidencian la tendencia que demuestra dos cosas con respecto al pensamiento divergente:

  1. Que todos tenemos esa capacidad
  2. Que con el tiempo, en su mayor parte, se deteriora.

Resulta que cuando los chicos crecen «mucho» se vuelven «educados». En la escuela se les dice que hay una respuesta, y que está al final: ¡Y no miren! ¡Y no copien! Porque, claro, eso es engañar, aunque fuera de la escuela se le llame colaboración. En primer lugar, no podemos culpar a los maestros porque es que, simplemente, pasa así: «Está en la reserva genética de la educación» Nada cambiará hasta que no sepamos pensar diferente sobre la capacidad humana y superar esa vieja concepción sobre lo académico y lo no académico, lo abstracto, lo teórico, lo vocacional… y ver lo que es un MITO.

En segundo lugar, debemos reconocer que la mayoría del gran aprendizaje sucede en grupos, donde la colaboración es la fuente del crecimiento. Si atomizamos a la gente, si hacemos que trabajen separados, creamos una especie de disyunción entre ellos y su ambiente natural de aprendizaje.

Y en tercer lugar, el viejo paradigma persiste porque está anclado en la cultura de nuestras instituciones, en los habitats de nuestras instituciones.

Ante este panorama, ¿Cómo esperar que sepamos hacer I+D proactiva? Parece que sólo somos capaces de esforzarnos para quedar en el mismo sitio. Pero mejor invertir los 11 minutos en el vídeo que tiene, además, el aliciente extra de ser contado simultáneamente por la mano de un dibujante.

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