El mundo y sus complejidades
“Los micro economistas nos equivocamos en cosas específicas y los macro economistas en cosas generales». Con la foto de una tostadora y esta frase, arrancaba ayer Tim Hardfor su conferencia sobre Resolución de problemas en un mundo complejo. Un estilo sencillo, agudo e irreverente con el que empatiza rápidamente con el auditorio.
Y es que nada es lo que parece, o lo que nos gustaría. Lo de la tostada casera fueron 20 años hasta conseguir que no se oxidara y otros 20 para conseguir que no estallara. Lo sencillo siempre encierra un éxito ya olvidado tras una historia de fracasos. Lo de los economistas, ya se sabe, nada mejor que los chistes sobre la propia profesión para que los demás nos perdonen.
Por supuesto habló del exceso de confianza que ponemos en los líderes (incluso cuando aparece alguno que lo es) y de los errores que cometemos al creer que existe la solución que se adapta a todo y se mantiene en el tiempo. Un error, horror en el caso de los políticos, hacia la experimentación tan generalizado que nos lleva a situaciones como la actual.
Creímos haber definido la excelencia, el sistema bancario perfecto, un mundo feliz. Las cosas no son así, pero nos gusta creerlo. Y ponía como ejemplo a Tom Peters, que sigue vendiendo libros a pesar de lo poco que duró su lista de excelentes. Los experimentos demuestran que «las predicciones expertas tienen tantas probabilidades de cumplirse como las de un chimpancé pero que los no expertos aún son peores». Supongo que se refería a que al menos alguna vez permiten unificar los errores en una misma dirección.
Lo queramos saber o no, la culpa es de la complejidad del mundo. En realidad me gusta el planteamiento, pero para usar a priori, no a posteriori. Por eso es importante entender el concepto de evolución, que no es sólo una cuestión biológica, que siempre es más inteligente que nosotros. Evolución es aprender a surfear para mantenerte por encima de las olas, como es capaz de hacer, de momento, google y como no lo consiguió Microsoft.
Pero si la evolución biológica es ciega, la económica no tiene por qué serlo. Y como los votantes no admitimos experimentos, necesitamos entender lo que ocurre en una economía con «daño cerebral». Por eso rescató al fantasma del ingeniero ejecutado que para muchos personifica todo lo que salió mal con la industrialización soviética, y que fue ejecutado por haber cometido el terrible crimen de buscar información.
Quizá porque nunca había oído hablar de Palchinsky (me perdonen los eruditos), fue la parte que más me gustó. De la información que he ido leyendo hoy me sorprende, por ejemplo, como fue capaz de entender y poner objeciones como estas
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La planificación de arri
ba hacia aba jo era demasiado rígida. No se tenía en cuenta las condiciones locales. -
Había mucho énfasis también en los grandes sistemas y resultados de gran tamaño. Pensar que hay economías de escala en las fábricas y minas, también es posible para las pequeñas empresas para explotar de manera eficiente los mercados pequeños y las camas de mineral.
- No se prestó suficien te atención a todo el sistema. No tenía sentido para construir una cerca de acero para molino de mineral de hierro, pero no cerca de carbón o de los usuarios del acero, como se hizo en Magnitogorsk
No podía tener buen final la crítica a las catedrales industriales y los megaproyectos soviéticos. No era la defensa de los factores humanos en la economía un camino para el éxito entonces, pero por lo que estamos viendo, tampoco ahora.
Pero ahora queremos que todo sea como la Coca Cola: idéntica y perfecta en cualquier momento y lugar, pero eso no sirve para las soluciones. Nuestro sistema perfecto se nos tambalea y basta con un error para predisponernos a repetirlo y multiplicar sus efectos. No nos gusta experimentar y no nos gusta equivocarnos.
Lo que sí nos va es beneficiarnos de los éxitos y logros ajenos. El pobre Gutenberg cambió la historia de la humanidad y su biblia es un tesoro, pero al él le llevó a la quiebra. Claro que este éxito global consecuencia de un fracaso individual tiene su revés en los éxitos de especuladores individuales que nos han llevado a este fracaso global.
En el coloquio, por supuesto, preguntas sobre el futuro de España, el del euro y el de toda la euro zona. Contestó, y no lo hizo mal, pero dejó muy claras tres cosas:
- Que sólo es un chimpancé economista
- Que no es un experto sobre España
- Que también le podíamos preguntar sobre algo que no fuera su libro o economía, como sobre ligar, por ejemplo
Por el medio también dejó caer que la situación bancaria se debe a que creíamos haber diseñado un sistema perfecto y el fracaso es inherente a la condición humana. Que el reto es conseguir un sistema que soporte el error sin llevar a la destrucción de la totalidad. Que los malos augurios son posibles, pero no probables y que la influencia de los medios de comunicación es sólo relativa (¿?).
Porque, nos lo creamos o no, los editorialistas del Financial Times son encantadores y un poco frikis y que todo es inocente en sus intenciones, aunque a veces no en sus efectos. A fin de cuentas «las noticias mueven cosas pero las opiniones no». Si él lo dice….
Me quedo con esta afirmación: Preguntarnos si algo va a pasar no sirve para nada, pero preguntarnos como debemos responder SI es importante.
Nota: Recomendable su TED sobre el Síndrome de Dios
Publicación original: enPalabras
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