El audiovisual es un sector precario que sufre muchísimo… y que hay que pelear muchísimo
En el blog de Gonzalo Martín está la presentación que usó de soporte en sus conferencias de Vigo y Coruña y que compartímos al final junto a este resumen (¿?) de su exposición, en la que nos transmitió las claves para tratar de poner en perspectiva este complejo sector.
Y todo empieza con los conceptos puesto que el lenguaje se vuelve complejo y genera confusión. La televisión ya no es ese aparato que está encendido todo el día y que durante décadas se convirtió en el centro del hogar. Escasez y censura filtros son conceptos que ya no tienen cabida en la nueva realidad. Las limitaciones de los medios analógicos son un anacronismo que ya no queremos aguantar, como nos cuenta Hernán Casciari en su renuncio.
Y de ahí la inquietante batalla social que no tiene otra traducción que la lucha por el control y que ha puesto en el punto de mira figuras hasta ahora intocables, como la del editor, cuya necesidad es cuestionada por la evidencia. Hoy en día, cualquiera puede crear su propia agenda de comunicación, como demostró el debate generado por el vídeo de Teresa Forcades, cuestionando el papel de las farmacéuticas y los gobiernos con la alarma generada por la epidemia de gripe aviar.
La evidencia del cambio la tenemos también con el resurgir de la industria musical, que se reaviva con los interesantes ingresos conseguidos con lo que no era sino un gasto: los vídeos musicales en youtube dan dinero a las discográficas. Los contenidos ya no mueren y esa abundancia elimina los filtros artificiales que hasta hace poco marcaban las pautas.
Por supuesto no habló de verdades indiscutibles sino de tendencias, más o menos claras. Se ha pasado del “me lo he perdido” al “¿dónde está?” y “¿quién me pasa el enlace?”. No hay restricciones de publicación ni límite temporal. Y el coste es ínfimo.
Hemos pasado del mundo de la interrupción a la interacción, de la televisión como altar al vídeo a la carta y las listas de reproducción. Aunque en España el PVR avanza más lento, esta es la tendencia que está planteando curiosos escenarios para la tradicional fórmula de financiación. Es decir, ese público con más dinero, el perseguido por la publicidad, es el que antes llega a las innovaciones que permiten seleccionar y saltársela. Las fuentes de financiación tradicionales necesitan reinventarse y sus herramientas de marketing también. La pelea por los números en el mando distancia ha dado paso a la navegación desde el home.
El espectador ya no es pasivo y se involucra comentando. Con el portátil en las rodillas, las marcas han sido relevadas por las comunidades, la hiperregulación por las posibilidades de la red. La TV ya no es el centro de la familia.
Así, esta necesidad de generar de nuevo escasez se traduce en tecnología que nos lleva de las 2 dimensiones a la HD y 3D. La abundancia de bits trae consigo la personalización del consumo porque esto es, en el fondo, lo que vende la tecnología, que nos personalicemos. Pero la capacidad de estirar el modelo de negocio vuelve a redistribuir el control en perjuicio de quien produce los contenidos.
Esta tendencia a convertir los bienes físicos en bits y meterlos en los hogares, es la verdadera revolución para esta industria. Nos hacemos multiplataforma pero, ¿cómo gestionarlo? ¿Qué hacemos ahora con la tecnología? Plegarse a los intereses del público significa asumir la bajada de los ingresos pero, si no lo hacemos nosotros lo harán por nosotros. Aferrarse al pasado es no comprender cuál es tu negocio.
Este discurso teórico fue documentado y explicado por Gonzalo Martín con ejemplos reales. Hulu, con su nueva televisión de pago y que ya dice ganar dinero, introdujo curiosas novedades facilitando el saltar la publicidad, probando efectos de visualización o permitiendo, cuando aún no era una práctica habitual, que el contenido se pudiera incrustar en otros sitios. Creó una nueva “experiencia de uso” pero aún fue más allá incorporando al ex presidente de Amazon que no paró hasta que dar con un sistema tan fácil que “hasta su abuela lo pudiera entender”. Hulu PLus, con su prácticamente ilimitada oferta por 9,99 $, llegó a diseñar una oferta “desconcertante a nivel industrial”.
O el caso de Netflix, que avanzó hacia la televisión híbrida porque tenían algo muy claro: si lo hacemos nosotros lo controlaremos mejor.
La batalla de los grandes, que nos afectará a todos, se juega a velocidades y cifras de vértigo: Apple TV, Google TV, nuevas alarmas, noticias de alianzas… Convivimos con la sofisticación de los aparatos porque hay que vender, con la revolución del software y la lucha por el asalto al televisor, como en el caso de Televisión.
Los mitos se destruyen. La ventana del cine deja de ser intocable y empieza otra etapa de estrenos simultáneos o incluso directamente en Internet, como en el caso de Filmin. Entonces, si esto ocurre en la industria… ¿qué hacen los creadores independientes?
De entrada hay algo que no cambia, nunca han tenido dinero, ni lo van a tener, pero este escenario abre nuevas posibilidades como demuestra el caso de Vodo. Se trata de crear comunidades para financiar las producciones, bien con títulos minoritarios que puedes ver y descargar y por los que pagas lo que quieras o reuniendo a un grupo de interés que puede financiar las producciones.
Ejemplo de este cambio de paradigma es el Cosmonauta que “como no sabían que era imposible, lo hicieron”: donaciones, cosmoparties, marchandising… De todo para conseguir sus 800.000 € de presupuesto. Son los primeros y únicos que han pedido perdón desde su blog por cobrar una subvención. Intenso debate por ir contra su filosofía y sus principios y que se justificaba (necesitaban el dinero) porque era una subvención al desarrollo tecnológico multiplataforma.
Nuevos modelos colaborativos de los que ejemplos no faltaron: Panzer Chocolate, In Guantanamo, Pioneer one, IndieGoGo, Kickstarter, Euskal Okela, Tweetpeli, Eqal, La vida en un día… Imprescindible conocerlos, cada uno con su peculiar aportación innovadora. Imposible sintetizarlos como el conferenciante lo hizo.
Se habla mucho de cultura, donde seguro que nadie incluiría a Hannah Montana, a pesar de su indiscutible éxito. Lo cierto es que las cosas están cambiando. Hay mucha vida más allá del método de financiación tradicional que construye contenidos y luego crea su audiencia, como reunir a posibles marcas interesadas para venderles la idea o la creación de franquicias.
Porque la transformación del producto es el futuro, que ya estaba inventado desde Star Wars. ¿Cómo podría renunciar Piratas del Caribe a toda su cadena de explotación? Es decir, vale la pena hacer una película que haga de “anuncio”.
Lo cierto es que el éxito es impredecible y las estadísticas demuestran que 8 de cada 10 proyectos fracasan. Así que, cuando funciona… ¿para qué tirarlo? El nuevo concepto es el de cultura convergente en el que todo se convierte en bits. Y el nuevo paradigma cambia la creación de personajes por el de universos, el concepto transmedia para encontrar el medio adaptado al proyecto: comic, película, juego… Narraciones distintas para distintos públicos que si algo dejan claro es: No repliques, desarrolla.
Lo que no habrá son cajas negras que puedan controlar los contenidos así que si tu punto narrativo es bueno, si sabes construir bien la historia, no te va a caber en un solo medio. La idea de una autoría apropiada empieza a desvanecerse. Lost y Harry Potter han superado las fronteras de sus creadores, son propiedad de los usuarios. Pero para aclarar conceptos, mejor seguir a Jeff Gomez.
La audiovisualización del mundo y su poder de transformación lo abarca todo. Éxitos como El cocinero fiel o el de Gary Vaynerchuk son ejemplos de lo infinito de las posibilidades y lo impredecible del éxito. No siempre la dedicación a lo que te apasiona lleva a nuevas vías de negocio y de explotación, pero a veces pasa.
Así pues, ¿por qué guardar el cortometraje en un cajón mientras el resto del mundo avanza? No hay panaceas, el mundo está lleno de artistas fracasados pero, a medida que aumenta la base de distribución, aumentan las posibilidades.
La otra cara de la moneda es el debate social por el control: la tendencia de los grandes es el modelo iPad, jardines cerrados: no hay pornografía, cierto, pero mañana tampoco habrá algo que el gobierno de turno prohíba.
Gonzalo Martín no dio una respuesta, nadie las tiene y los cambios son vertiginosos, pero sí las claves para ir dibujando una perspectiva global y no quedar fuera de juego. Las redes están transformado la creación pero, en todo caso, es fundamental el talento y saber construir audiencias porque si no nos ven, no tenemos nada que hacer: «El éxito es impredecible, sólo se pueden limitar los daños»
Ante tanta incertidumbre, y con el rechazo que me produce la generalizada tendencia a lo estadístico, ya como reflexión personal me pregunto si lo que de verdad está pasando con la proclamada industria audiovisual es que esta muy bien para la fotografía y muy mal para la radiografía.
La conferencia no fue corta, pero el tiempo pasó volando. Mérito de Gonzalo Martín que, además de saber, conecta con el público y comunica. No es tan habitual. Mi agradecimiento también a Ineo y a la CEC por su colaboración y a Jorge Cebreiros que se encargó de la presentación en Vigo y a Juan Granados en A Coruña.
Publicación original: enPalabras
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