Anotaciones para nuevas realidades (VII): Las zonas oscuras

la trampa está en qué entendemos por “empresa”

Si nos atenemos al dato de que el 75% del empleo se genera en empresas que no superan las nueve personas en plantilla, deberíamos priorizar la primera de las acepciones de empresa que señala la RAE “acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”. Y por diferentes motivos porque

• Tanto en el ámbito privado como en el profesional,  en eso consiste la vida, en afrontar acciones o tareas que entrañan dificultad y esfuerzo
• Las pequeñas y micro empresas son la realidad de nuestro tejido empresarial
• Es sobre lo que podemos actuar, sobre lo que tenemos cerca

Quizá esto que a muchos esto nos parece evidente no lo es tanto, por eso creo que Julen apunta a cuestiones de fondo en su reflexión sobre «la construcción colectiva de la empresa entre diferentes»: qué entendemos por empresa y las zonas oscuras de la intensidad emocional.

¿Deberíamos construir una empresa -idealmente- solo con aquellas personas que “viven” su trabajo con absoluta intensidad? El vínculo entre la vida que cada cual tiene y el trabajo que desarrolla admite muchos matices. Depende de experiencias previas, de su iniciativa emprendedora y hasta de su actitud ante la vida en general. Una empresa construida por “fieles” es una tentación. La intensidad emocional que se puede desplegar en ella es un plus, pero también tiene sus zonas oscuras.

Pero esto también ocurre, en lo cotidiano con la pareja, la familia, las amistades…  Lo deseable es que el reto de «la suma de diferentes» empezara en los entornos personales, pero una simple mirada alrededor da para muchas dudas. Más allá de la cuestión semántica, que también, seguro que en las «zonas oscuras» hay, además de hermosas mariposas en el estómago, caminos que ahora no vemos. Sobre todo si aprendemos a no confundir oportunidad con objetivos

es el hecho mismo de buscar nuestros propios objetivos lo que nos mueve y, también, lo que nos conmueve